Villarroel: "Vendo las acciones porque no aguanto los insultos de la afición"

Justo un día después de que el consejo de administración del Levante asumiera oficialmente que Pedro Villarroel se quiere ir y de que él mismo tratara hasta de deformar la realidad, el máximo accionista apareció en la escena pública para reiterar las razones que han motivado este cambio de actitud. Dos son los argumentos en los que se ha basado principalmente para sostener el anuncio de que sus acciones están en el mercado. Por un lado su cansancio y su agitada relación con la afición y, por otro, el descalabro deportivo que ha sufrido esta temporada el equipo.

"Hay un ciclo cumplido, el mío está acabado. Por eso anuncio que mis acciones están a la venta porque no aguanto los insultos y por la decepción que me estoy llevando", apuntaba Villarroel en declaraciones a Radio Esport, donde reiteraba lo mismo que hace un mes afirmaba a LAS PROVINCIAS, que tanto las empresas Murcia Puchades como Gesfesa se habían interesado por la compra del estadio, no por asumir el control de la sociedad. El ex presidente admite una deuda de 40 millones de euros y mantiene que en la venta de su paquete accionarial (del 75 % del total de la entidad) no piensa lucrarse.

Lo que hizo ayer Villarroel fue vestir con palabras lo que el consejo de administración esperaba y hasta deseaba. La diferencia entre un anuncio limpio y el que escogió Villarroel fue que el discurso estuvo salpicado de duras palabras hacia figuras como la del secretario técnico, Manolo Salvador, la del ex médico del club, José Nebot, así como la del ex consejero delegado, Antonio Hervás. De pasada pero con alguna espina recordó a Ángel Rubio y donde se pasó de frenada fue cuando se le preguntó por la afición y más en concreto por la nula asistencia de espectadores al estadio.

"No voy al estadio porque perjudica mi salud. Me resulta muy desagradable que cuatro subnormales , y que me perdonen por la expresión, te canten o te digan animaladas sin saber la historia de qué va", apuntaba Villarroel, subiendo su nivel de agresividad para indicar: "Si hay que pagar diez euros en un partido, todos corren como ratas". Lo que corrió de inmediato por todos los estamentos de la entidad fueron las palabras del dueño del club, sobre todo las que hacían referencia también al secretario técnico, cuando de sobra es conocida la especial dedicación que pone Villarroel en el tema de fichajes. Lo más curioso es que Villarroel se apartó de toda responsabilidad, reconociendo únicamente como suyo el fichaje de Storari, jugador al que como el resto de italianos no le ha visto nadie del club en directo. Todo el marrón para la secretaría técnica, como la responsabilidad de la renovación de Abel, a pesar de que cuando se hizo oficial Manolo Salvador se encontraba en Sudamérica: "Para mí fue un error pero me mantuve al margen. No era adecuado ni coherente".